Numerosos estudios indican que el cannabis medicinal puede ser una alternativa a los opioides para controlar el dolor, además de un elemento eficaz de una estrategia de prevención que reduzca la dependencia de los pacientes de estos medicamentos recetados. Los opositores a la legalización llaman a la marihuana una “droga de entrada” que lleva a sustancias más peligrosas. Pero, ¿podría ser también una “droga de salida” que ayude a aliviar la crisis causada por estos compuestos?
Tramadol, oxicodona, fentanilo…. posiblemente habrás escuchado las nefastas consecuencias de la adicción a estos compuestos conocidos como opioides, un tipo de medicamentos con un efecto análogo al de la morfina, la codeína o la heroína; y que durante los últimos 20 años las compañías farmacéuticas han vendido como caramelos (con pingües beneficios) para tratar prácticamente cualquier tipo de dolor que vaya de moderado a intenso, sin explicar el efecto adictivo que estas sustancias producirían.
Esta epidemia de pastillas es posiblemente la mayor crisis de atención médica del siglo XXI. De hecho, su naturaleza indiscriminadamente mortal no tienen precedentes y se ha convertido en un grave problema en países como Estados Unidos; y que se está trasladando a otros lugares como España, donde en los últimos años se han disparado las alertas sanitarias por su consumo. De hecho, según datos de 2021, España se ha convertido en el tercer país del mundo con mayor consumo de fentanilo (un analgésico hasta 100 veces más potente que la morfina), solo por detrás de Estados Unidos y Alemania.
En este país norteamericano, por primera vez en la historia, las sobredosis de opioides están matando a más personas que la violencia armada o los accidentes automovilísticos. De hecho, alrededor de 130 estadounidenses mueren por sobredosis de opioides cada día, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), un número que experimentó un espectacular repunte durante la pandemia del Covid.
Ahora, varios estudios recientes muestran que la opinión pública está cambiando su percepción sobre estos medicamentos, hasta el punto de sustituir por cannabis los opioides y otros fármacos que tienen altos riesgos o baja eficacia, como las benzodiazepinas y los antidepresivos (como el clonazepam o el diazepam) que se prescriben comúnmente para la ansiedad, el insomnio, la abstinencia de alcohol y los espasmos musculares, todos los cuales también tienen el potencial de ser tratados con cannabis medicinal.
¿Por qué es mejor combatir el dolor con marihuana?
En enero de 2017, las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NASEM) de EE.UU. revisaron más de 10.000 estudios en humanos para evaluar la seguridad y eficacia del cannabis para docenas de enfermedades y síntomas diferentes. El resultado proporcionó una mirada interesante a la relación entre el cannabis y los opioides, concluyendo definitivamente que el cannabis medicinal es seguro y eficaz para el tratamiento del dolor crónico.
De hecho, en un estudio publicado en ‘The Journal of Headache and Pain’, un grupo de investigadores comprobó que más de dos tercios de los pacientes que sufren dolor crónico y que podían acceder legalmente a los productos medicinales a base de cannabis, han acabado por dejar de lado los opioides que les habían recetado sus médicos para utilizar una planta que les ofrecen mejores resultados. Los pacientes también informaron de una gran mejora en su vida cotidiana, debido a la capacidad del cannabis para minimizar la niebla mental y otros efectos secundarios desagradables de los opioides.
¿Por qué ocurre esto?
Debemos tener en cuenta que el cannabis y los opioides provocan reacciones casi idénticas cuando se trata de aliviar el dolor. No obstante, los compuestos del cannabis tienen además propiedades antiinflamatorias, algo de lo que carecen los opioides; y la inflamación a menudo está asociada con el dolor. A esto se suma que, si bien los opioides son más efectivos para aliviar la sensación corporal del dolor, el cannabis mejora la capacidad de nuestro cuerpo para sobrellevar esas dolencias y nos ayuda a vivir aunque estén presentes.
Aunque las grandes diferencias entre ambas sustancias son otras. Para empezar, el cannabis es muchísimo menos adictivo y los efectos secundarios perjudiciales son menores y más fáciles de tolerar. Esto le convierte en una opción mucho más aconsejable y segura cuando es necesario recurrir a ella durante un largo periodo de tiempo, algo habitual en pacientes con dolores crónicos. Y por último, una sobredosis letal de cannabis es imposible, algo que, por el contrario, no se puede decir de los opioides.
El cannabis para tratar la adicción
Además, en investigaciones adicionales, los científicos han estudiado la administración combinada de opioides y cannabinoides, descubriendo que se produce un alivio sinérgico del dolor cuando se toman juntos. En otras palabras, el cannabis mejora el alivio del dolor proporcionado por los opioides, lo que significa que los pacientes deberían necesitar dosis más bajas de medicamentos a base de opioides para aliviar dicho dolor.
Estos hallazgos no son del todo sorprendentes para los grupos de tratamiento de adicciones, en los que los informes sobre las conexiones entre la marihuana y los opioides son bastante comunes. Y que sugieren consistentemente que el uso de cannabis para abandonar su uso es una práctica bastante común y efectiva, ya que el cannabis tiene una serie de efectos terapéuticos que pueden ser muy beneficiosos en este aspecto, minimizando los escalofríos, las náuseas, el dolor insoportable y la angustia mental comúnmente asociados con la abstinencia de opioides.
También sabemos que uno de los mayores desencadenantes de recaídas es el estado de ánimo negativo o la ansiedad; y que el cannabidiol (CBD) por sí solo tiene poderosos efectos contra la ansiedad. Tal es la evidencia que algunos estados de EE.UU. (Nueva York, Nueva Jersey y Pensilvania) ya han aprobado explícitamente el cannabis medicinal como tratamiento para la adicción a los opioides.
Y es que los investigadores están observando indicadores alentadores de que la marihuana en realidad puede ayudar a las personas a dejar los compuestos altamente adictivos, lo que sugiere que el cannabis no es la «droga de entrada» que se ha demonizado durante años hasta la saciedad. Más bien, podría ser una “droga de salida» de ese sufrimiento humano que suponen la abstinencia, la dependencia y la adicción a cualquier tipo de sustancia.